Tobe Hooper, tras las infumables Toolbox murders y Dance of the dead, sigue en caída libre con este pastiche de Karate Kid, Poltergeist, The Puppet Master y El regreso de los muertos vivientes, que se postula como una de las peores pelis de zombies de la historia.
Una familia formada por Inma Mayol (teniente de alcalde de Barcelona), DanielSan y Punky Brewster se mudan a un caserón muy chungo. El padre ha muerto, aunque en ningún momento se preocupan por explicarnos de qué, y tampoco importa mucho porque los chavales ni se acuerdan de él. Lo mejor para superar tan grave pérdida es que la madre acepte el trabajo que le han ofrecido a miles de quilómetros de su ciudad natal: maquillar los muertos.
Nada más llegar a la casa, ya ves que la cosa va a terminar mal. Para empezar, la casa tiene el cementerio del pueblo en el jardín. Al menos los de Poltergeist tardaron unas semanas en enterarse que tenían un camposanto indio bajo los cimientos. Se ve que el antiguo maquillador era un guarro, porque la finca está que da verdadero asquito. La fosa aséptica se ha petado y llena de mierda de muerto todo el porche de tan bonito hogar. El interior, sucio, mal iluminado, crujiente, tétrico, no ayuda. A DanielSan le entusiasma, porque sabe que hacerse el siniestro le ayudará a ligar con las chicas. A Punkybrewster se la lleva floja. A la madre le hace una ilusión tremenda maquillar muertos... sin experiencia previa. El tipo que les recibe es un gilipollas con bastón que le tira los tejos a Inma Mayol, aunque por su mirada se diría que está más interesado en Punky.
Los niños de hoy en día son unos morbosos y no le tienen miedo a nada, así que mientras Punky se dedica a buscar a su padre en los ataudes que hay en el vestíbulo, DanielSan elige su habitación: el ático oscuro y con rejas en las ventanas, que tiene el nombre Bobby F. gravado en el alféizar. Si eso no es ir a buscarse la desgracia que baje Freddy y lo vea.
En el sótano, que es donde la madre trabajará, encuentra una llave. Se corta en la mano con ella (lo que digo, lo van buscando), y la sangre cae al suelo y se desliza al desagüe, que echa unos ruidos raros, como de monstruo abisal esperando en un vector de un universo paralelo a que se le invoque para llegar a dominar nuestro plano dimensional. La llave tiene forma de estrella, que es una forma de decir que abrirá la cosa más insospechada, en plan Tomb Raider.
DanielSan va a la única cafetería del pueblo a pedir trabajo, y una mujerona fumeta y exalcóholica se lo da a la primera de cambio. El adolescente y las dos putonas del pueblo se ríen de él en la cara, quizá porque es la primera vez que ven a alguien de su edad. A destacar las increíbles tetas de la putona rubia, hinchadas a base de la materia encefálica de los tres lumbreras. Como el villorrio es aburrido, DanielSan se da un garbeo por el cementerio, a fumarse un peta, donde es perseguido por una sombra chunga que le asusta y le hace trastabillar, pero que no va a más, porque solo llevamos 20 minutos de peli y no es plan de cargarse al protagonista. La que sí que lo pilla es Inma Mayol, que en contra de su política progresista, le mete una buena bronca por fumar chocolate y no coser muertos como hace ella.
DanielSan, que ya vemos que es el que lleva el hilo de la peli, empieza a trabajar y, oh sorpresa, se encandila de la sobrina de la mujerona de la cafetería, una especie de Lindsay Lohan morbosa con un amiguete sobón. Los tres adolescentes del pueblo no pueden soportar ver tanta juventud junta, y se pelean con DanielSan, al rescate del cual no acude ningún Miyagi. ¿Ya has conocido a Bobby Fowler?, le preguntan, a lo que el chaval, como en Memento, no relaciona con la inscripción en su ventana, que ha visto el día anterior.
La madre recibe la visita del sheriff (y único policía del pueblo), que le pide que vigile bien su jardín, porque quieren acabar con los bebés del cementerio. Deducimos que la rubia tiene unas peras así de grandes porque lleva unos cuantos bombos en su haber.
Por la noche, la Lindsay Lohan viciosa y su amigo sobón le explican la historia de Bobby Fowler a DanielSan (que se parece a Mike Meyers de pequeño). Muy original no es: niño feo que es odiado por sus padres, niño feo asesinado por sus padres, niño feo que vuelve de la muerte para matar a sus padres. Una vez tenemos el concepto niño feo bien claro, nos damos de bruces con los tres adolescentes visitando el cementerio para copular. Se meten en una de las criptas porque en principio es más guay, y allí hay la sombra rara de antes que les acecha. Tengo dos malas noticias:no distinguimos si la sombra es fea o no, y la rubia no llega a enseñar las domingas.
El sótano de la madre se llena de muertos podridos (por lo visto, la fase de putrefacción cadavérica en ese pueblo empieza tres minutos antes de la muerte, y se acelera en las primeras horas), y DanielSan descubre que el amigo sobón es gay (como todo buen amigo sobón que se precie), por lo que tiene vía libre si quiere ligarse a la viciosa. Lo tendrá difícil, porque los adolescentes profanadores de tumbas (menos la rubia) aparecen en el bar... podridos. Son violentos, se mueven entre espasmos y vomitan sangre a chorros. Incluso vomitan dentro de la boca de la mujerona. Mala señal.
En esas que hay un accidente en la autopista y el tipo del camión le llena la casa a Inma de ataudes con cadáveres. Ella, que iba lenta cosiendo brazos seccionados, ya no da abasto, así que se deja infectar por la sangre en forma de planta clorofílica, que es mucho más cómodo convertirse en un ser irracional controlado por una voluntad superior, además de permitirse no tener que limpiar la casa. Cuando DanielSan, el Boris de Wichita y la Lindsay Lohan del Chocho Mojado aparecen para cenar, y se encuentran que Mamá Ultracuerpo les ha preparado sopa negra como el virus ese de Expediente X, empiezan a plantearse que en el pueblo pasan cosas raras.
Con este alarde de deducción propio de Sherlock Holmes, y quizá porque Mamá Ultracuerpo intenta matarles a machetazos cuando le echan sal a la sopa, deciden huir. Y qué mejor huida que por la cripta donde desaparecieron los adolescentes vomitones. Allí dentro se encuentran a la rubia, que no estaba muerta ni de parranda, pero que aún va escotada, y que dice que Bobby Fowler les ha metido un mal bicho en el cuerpo y todo eso que ya sabemos porque lo que se dice sutil, sutil, esta peli no lo es. Mamá Ultracuerpo les sigue, y el virus negro se expande por la casa y se mete en los cuerpos de los cadáveres de la autopista, que regresan a la... ¿vida?
Bobby, que es tan feo de mayor como lo era de niño, secuestra a Punky Brewster y se la lleva a su escondrijo como a una vulgar Natascha Kampusch. Su hermano mayor, DanielSan, acude al rescate, pero se encuentra que la casa está rodeada de zombies. O algo parecido, léase el poli de los bebés del cementerio, la tía de Lindsay, Mamá ultracuerpo y los adolescentes vomitones. Dentro, los muertos de la autopista duran poco, porque en cuanto descubren que la sal les mata, los evaporan como a la bruja malvada del oeste. La rubia, que se contagia como el que tiene pis, muere la primera.
Bobby se lleva a Punky al sótano donde hay el bicho ese del desierto de Star Wars, que se comió a Bobba Fett. ¿Será Bobba Fett pariente de Bobby Fowler? Pero la cosa ha perdido la gracia porque DanielSan, su novieta y el próximamente muerto amigo sobón tienen media fábrica de Sal Costa en sus mochilas, con la que dan pasaporte a los zombies porculeros. Luego echan los restos al pozo del bicho ese raro y se van corriendo porque las catacumbas van a rebentar y blablabla, lo de siempre.
Cuando salen, y DanielSan y Punky se han quedado huérfanos de la forma más dramática posible, y Lindsay calcula si está en sus días fértiles, reaparece la madre y se lleva a la niña, y un cacho de virus negro absorve a DanielSan a las profundidades del terror. Del terror de película que da a su fin con el vergonzante nombre de Tobe Hooper, que me ha hecho perder otros 80 minutos de mi vida con este engendro.
Una familia formada por Inma Mayol (teniente de alcalde de Barcelona), DanielSan y Punky Brewster se mudan a un caserón muy chungo. El padre ha muerto, aunque en ningún momento se preocupan por explicarnos de qué, y tampoco importa mucho porque los chavales ni se acuerdan de él. Lo mejor para superar tan grave pérdida es que la madre acepte el trabajo que le han ofrecido a miles de quilómetros de su ciudad natal: maquillar los muertos.
Nada más llegar a la casa, ya ves que la cosa va a terminar mal. Para empezar, la casa tiene el cementerio del pueblo en el jardín. Al menos los de Poltergeist tardaron unas semanas en enterarse que tenían un camposanto indio bajo los cimientos. Se ve que el antiguo maquillador era un guarro, porque la finca está que da verdadero asquito. La fosa aséptica se ha petado y llena de mierda de muerto todo el porche de tan bonito hogar. El interior, sucio, mal iluminado, crujiente, tétrico, no ayuda. A DanielSan le entusiasma, porque sabe que hacerse el siniestro le ayudará a ligar con las chicas. A Punkybrewster se la lleva floja. A la madre le hace una ilusión tremenda maquillar muertos... sin experiencia previa. El tipo que les recibe es un gilipollas con bastón que le tira los tejos a Inma Mayol, aunque por su mirada se diría que está más interesado en Punky.
Los niños de hoy en día son unos morbosos y no le tienen miedo a nada, así que mientras Punky se dedica a buscar a su padre en los ataudes que hay en el vestíbulo, DanielSan elige su habitación: el ático oscuro y con rejas en las ventanas, que tiene el nombre Bobby F. gravado en el alféizar. Si eso no es ir a buscarse la desgracia que baje Freddy y lo vea.
En el sótano, que es donde la madre trabajará, encuentra una llave. Se corta en la mano con ella (lo que digo, lo van buscando), y la sangre cae al suelo y se desliza al desagüe, que echa unos ruidos raros, como de monstruo abisal esperando en un vector de un universo paralelo a que se le invoque para llegar a dominar nuestro plano dimensional. La llave tiene forma de estrella, que es una forma de decir que abrirá la cosa más insospechada, en plan Tomb Raider.
DanielSan va a la única cafetería del pueblo a pedir trabajo, y una mujerona fumeta y exalcóholica se lo da a la primera de cambio. El adolescente y las dos putonas del pueblo se ríen de él en la cara, quizá porque es la primera vez que ven a alguien de su edad. A destacar las increíbles tetas de la putona rubia, hinchadas a base de la materia encefálica de los tres lumbreras. Como el villorrio es aburrido, DanielSan se da un garbeo por el cementerio, a fumarse un peta, donde es perseguido por una sombra chunga que le asusta y le hace trastabillar, pero que no va a más, porque solo llevamos 20 minutos de peli y no es plan de cargarse al protagonista. La que sí que lo pilla es Inma Mayol, que en contra de su política progresista, le mete una buena bronca por fumar chocolate y no coser muertos como hace ella.
DanielSan, que ya vemos que es el que lleva el hilo de la peli, empieza a trabajar y, oh sorpresa, se encandila de la sobrina de la mujerona de la cafetería, una especie de Lindsay Lohan morbosa con un amiguete sobón. Los tres adolescentes del pueblo no pueden soportar ver tanta juventud junta, y se pelean con DanielSan, al rescate del cual no acude ningún Miyagi. ¿Ya has conocido a Bobby Fowler?, le preguntan, a lo que el chaval, como en Memento, no relaciona con la inscripción en su ventana, que ha visto el día anterior.
La madre recibe la visita del sheriff (y único policía del pueblo), que le pide que vigile bien su jardín, porque quieren acabar con los bebés del cementerio. Deducimos que la rubia tiene unas peras así de grandes porque lleva unos cuantos bombos en su haber.
Por la noche, la Lindsay Lohan viciosa y su amigo sobón le explican la historia de Bobby Fowler a DanielSan (que se parece a Mike Meyers de pequeño). Muy original no es: niño feo que es odiado por sus padres, niño feo asesinado por sus padres, niño feo que vuelve de la muerte para matar a sus padres. Una vez tenemos el concepto niño feo bien claro, nos damos de bruces con los tres adolescentes visitando el cementerio para copular. Se meten en una de las criptas porque en principio es más guay, y allí hay la sombra rara de antes que les acecha. Tengo dos malas noticias:no distinguimos si la sombra es fea o no, y la rubia no llega a enseñar las domingas.
El sótano de la madre se llena de muertos podridos (por lo visto, la fase de putrefacción cadavérica en ese pueblo empieza tres minutos antes de la muerte, y se acelera en las primeras horas), y DanielSan descubre que el amigo sobón es gay (como todo buen amigo sobón que se precie), por lo que tiene vía libre si quiere ligarse a la viciosa. Lo tendrá difícil, porque los adolescentes profanadores de tumbas (menos la rubia) aparecen en el bar... podridos. Son violentos, se mueven entre espasmos y vomitan sangre a chorros. Incluso vomitan dentro de la boca de la mujerona. Mala señal.
En esas que hay un accidente en la autopista y el tipo del camión le llena la casa a Inma de ataudes con cadáveres. Ella, que iba lenta cosiendo brazos seccionados, ya no da abasto, así que se deja infectar por la sangre en forma de planta clorofílica, que es mucho más cómodo convertirse en un ser irracional controlado por una voluntad superior, además de permitirse no tener que limpiar la casa. Cuando DanielSan, el Boris de Wichita y la Lindsay Lohan del Chocho Mojado aparecen para cenar, y se encuentran que Mamá Ultracuerpo les ha preparado sopa negra como el virus ese de Expediente X, empiezan a plantearse que en el pueblo pasan cosas raras.
Con este alarde de deducción propio de Sherlock Holmes, y quizá porque Mamá Ultracuerpo intenta matarles a machetazos cuando le echan sal a la sopa, deciden huir. Y qué mejor huida que por la cripta donde desaparecieron los adolescentes vomitones. Allí dentro se encuentran a la rubia, que no estaba muerta ni de parranda, pero que aún va escotada, y que dice que Bobby Fowler les ha metido un mal bicho en el cuerpo y todo eso que ya sabemos porque lo que se dice sutil, sutil, esta peli no lo es. Mamá Ultracuerpo les sigue, y el virus negro se expande por la casa y se mete en los cuerpos de los cadáveres de la autopista, que regresan a la... ¿vida?
Bobby, que es tan feo de mayor como lo era de niño, secuestra a Punky Brewster y se la lleva a su escondrijo como a una vulgar Natascha Kampusch. Su hermano mayor, DanielSan, acude al rescate, pero se encuentra que la casa está rodeada de zombies. O algo parecido, léase el poli de los bebés del cementerio, la tía de Lindsay, Mamá ultracuerpo y los adolescentes vomitones. Dentro, los muertos de la autopista duran poco, porque en cuanto descubren que la sal les mata, los evaporan como a la bruja malvada del oeste. La rubia, que se contagia como el que tiene pis, muere la primera.
Bobby se lleva a Punky al sótano donde hay el bicho ese del desierto de Star Wars, que se comió a Bobba Fett. ¿Será Bobba Fett pariente de Bobby Fowler? Pero la cosa ha perdido la gracia porque DanielSan, su novieta y el próximamente muerto amigo sobón tienen media fábrica de Sal Costa en sus mochilas, con la que dan pasaporte a los zombies porculeros. Luego echan los restos al pozo del bicho ese raro y se van corriendo porque las catacumbas van a rebentar y blablabla, lo de siempre.
Cuando salen, y DanielSan y Punky se han quedado huérfanos de la forma más dramática posible, y Lindsay calcula si está en sus días fértiles, reaparece la madre y se lleva a la niña, y un cacho de virus negro absorve a DanielSan a las profundidades del terror. Del terror de película que da a su fin con el vergonzante nombre de Tobe Hooper, que me ha hecho perder otros 80 minutos de mi vida con este engendro.
8 comentarios:
Al menos fueron sólo 80 minutos. A mí con Dance of the Dead se me quitaron las ganas de ver más cosas de este hombre, y encima lo remató con Damned Thing.
Y es una pena, porque esta peli podía haber dado mucho de sí.
¿Para cuando un Tobe Hooper zombie?
¿Por qué salgo como anónimo?
Ciertamente, esta peli es un truñaco de mucho cuidado. Saludos!!
Yo no lo hubiera hecho mejor :)
PD: sus dos trabajos anteriores (Dance of the Dead, y La masacre de Toolbox) a mi me gustaron.
Qué poco sentido del humor tenéis. Y que mal gusto. Si no le veis el encanto a esta película, es que sois más tontos de lo que os pensáis.
Jua, me lo he pasado en grande con esta crítica. Estoy de acuerdo en todo lo dicho. Esta película es vomitiva hasta decir basta, y ni Hooper ni nadie puede salvar a esta basura de la autodestrucción.
Que la gente se haga a la idea, Hooper debió hacer "La matanza de Texas" de pura casualidad. Si no vamos, no se entiende.
Un saludo, y gracias por tu comentario. Nos leemos.
Por cierto, al que Dance of the dead le parezca mala que espere a ver el siguiente capítulo suyo en Masters of Horror.
Completa junto con la citada Mortuary una de las películas con final más malo de todos los tiempos.
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