domingo, noviembre 19, 2006

Ike el Soso


Ike Pynchon trabajaba como comercial en una corredoría de seguros en Wichita. Soltero, sin aficiones conocidas, Ike era conocido por sus compañeros como El Soso. De vez en cuando solía visitar a su madre, a la que llevaba ciruelas de su jardín. Ella siempre decía: no me traigas ciruelas, traeme nueras.
Un martes por la mañana Ike fue mordido por un indigente en el aparcamiento del Seven Eleven donde había ido a comprar zumo de grosella y pastelitos rellenos de crema de cacahuete. Esa misma noche muró, y a las pocas horas deambulaba por Wichita en busca de carne humana. Ike lo tiene fácil: la gente no le teme al verle acercarse. Todos le miran por encima del hombro, sonríen y murmuran: mira, es Ike el Soso. Nadie se percata de su quijada bañada en sangre y vísceras hasta que es demasiado tarde.

1 comentario:

Rafael P. dijo...

Bien, veo que ya se ha puesto en marcha la idea. Adelante con ella pues.