¿Y qué es lo que tenemos aquí? Pues una producción española, con una ayudita italiana y filmada en Inglaterra.
Ahí empieza la película precisamente con otro pseudo Nick Nolte de esos tan de moda y que tras salir de su oficina (que vete tú a saber de qué es, porque vamos) pone un letrerito que te llama la atención porque por una parte pone abierto y por la otra Cerrado por vacacaciones, con lo que deducimos que este hombre se va constantemente de vacaciones o que tiene un letrerito diferente para cada ocasión.
Se monta en su moto y se lanza por las calles de la ciudad, con planos generales y detallados a la par. Uno se empieza a pregunta ¿Y de verdad esto es una peli española? Pues no lo parece. Y claro, como contestando a tu pregunta, aparece una tía que de buenas a primeras se despelota en plena calle. ¡Ah, sí! Es española.
Planos muy bonitos de la campiña inglesa hasta que llegamos a una gasolinera, donde una mujer que intuimos que se acaba de sacar el carnet (porque confundir primera con marcha atrás es difícil) le atropella la moto. Bueno, no pasa nada. ¿Vas a X? No, voy a Y. Pues ahora vas a X, y aparta que yo conduzco. ¡Zas! Este tipo no ganaría un concurso de buenos modales, porque borde es un rato. Y lo que mola.
Tras unos instantes de conversación, llegan a la encrucijada en la que uno tiraría para un lado y el otro para el otro (qué mal suena), pero como sólo hay un coche, él decide acompañarla hasta la casa donde vive su hermana con el marido.
Atentos, que ahora viene el origen de los despertares: llegado a un punto donde no saben por dónde ir, él se baja para ir a preguntar a una granja cercana. ¡Quédate en el coche! ¿Conoceis alguna mujer que os haga caso cuando le dais una orden? Pues ésta no iba a ser menos. Nick se acerca al granjero, que está con un par de tipos probando un nuevo matabichos, que lanza ondas ultrasónicas (¡ahhhhh! por eso era, pillín). Aquí vienen algunas borderías más, y mientras, ella está fumando cerca del coche y se acerca un señor con unos andares como de jockey y con una lentillas de fantasía. Socorro, socorro. Ay, que me caigo al río.
No les quedaban las blancas.
Por supuesto, cuando la ayuda llega, no hay ni rastro del zombie. Habrá sido Guthrie, dice el chisposo granjero antes de explicar que era un vagabundo que se ahogó la semana anterior. Ella queda convencida porque dice que sí, que llevaba la ropa mojada (ya sabemos que el agua de Inglaterra no se seca hasta pasadas dos semanas mínimo).
Vuelta al camino y cambio de lugar a la casa de la hermana y esposo (¡Coño, si yo a éste lo conozco!). Un buen cuadro familiar, donde él se va de noche a hacer fotos a una cascada y ella decide preparse un pico, pero no se lo va a poder chutar, porque en esto llega "pies ligeros" Guthrie, que ha tardado menos andando a lo zombie que los otros en coche. Y no sólo eso, sino que por mucho que corra, siempre que mire hacia atrás lo tendrá pegado al culo. Bueno, el resultado es que al señor que conocemos de las series de por aquí se lo zampan para cenar y, de nuevo para cuando llega la ayuda, "pies ligeros" ha volado.
Ahora se nos introduce un nuevo personaje, el de poli malo malo que no tolera que nadie le chulee, y menos dos hippies de mierda. Para él, la esposa lo ha matado, así que al psiquiátrico.
Tras robarle a la poli el carrete de fotos del cadáver, por si ver si sale el agresor, se registran en una posada y se van al hospital a ver a la hermana. Allí se entera Nick de que últimamente los bebés nacen con muy mala hostia y muy agresivos (a saber cómo quedarán las tetas de las madres).
Vuelta al aparato de ultrasonidos, acompañado por un doctor, donde les explican cómo funciona: afecta al sistema nervioso de los insectos, que es poco desarrollado, y por lo tanto al nuestro no lo afectaría. Pero claro, bebés y muertos no lo tienen tampoco desarrollado, así que... (qué efectos tan diferentes para 3 casos: muerte, agresividad y resurrección).
El carrete no revela nada, porque claro, los zombies no aparecen en las fotos. Tras preguntarle al dependiente si tiene una foto de "pies ligeros" Guthrie, les enseña la del periódico donde salía su cadáver ahogado. Dios mío, es él.
Continuará...
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